lunes, 14 de octubre de 2019

¡Qué viene el lobo!

A las afueras del pueblo
entre el cantueso y la jara,
caminando hacia San Carlos
me encontraba una mañana,
a un pastor y sus ovejas
que en el campo allí pastaban
y que triste me decía.
-Ha menguado la cabaña,
esta noche me han matado
cuatro ovejas la manada,
ha bajado de la sierra
donde allí se cobijaba
el asilvestrado lobo,
y que dicen. -No amenaza,-
aunque deje algún cadáver
destrozado en la quebrada.
Aseveran. -Son autóctonos,-
desde una agencia lejana,
-Por ello recompensamos
indemnizando las bajas.-
Les dicen los funcionarios
que a las ordenes estaban
del político de turno
que regula la comarca,
dando las reparaciones
como si fueran migajas
y que piensan recompensan
pérdidas no estipuladas
de animales que han huido,
las pólizas a la baja,
y el aborto o el estrés,
del ganado que salvaran.
Y Pedrito que no miente
con sagaz corazonada.

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